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Entrevista a Maribel Calvín, concertista de piano

  • IDEAL. Juan Enrique Gómez
  • 30 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

Recuerdos de Navidad


Charlar con ella es respirar el espíritu de la Navidad, del 'Nacimiento', del origen de la festividad. Maribel Calvín, la concertista de piano que desde muy joven llevó el nombre de Granada por todo el mundo, cree que la música refleja la esencia de una fiesta de paz y fraternidad, pero son los villancicos de las gentes del Sacromonte, los sonidos de su infancia en el Paseo de los Tristes, enraizados en el flamenco y la canción española, los que de verdad despiertan los sentimientos más profundos. Junto a su belén de aires nórdicos y su 'Niño Jesús' regalo de boda, disfruta de una nueva Navidad con sus hijos, sus cuatro nietos y el primer bisnieto.


-¿Cómo es la Navidad de Maribel Calvín?


-Yo digo que soy el espíritu de la Navidad que por estos tiempos anda por Granada como una loca. Es que es algo que me encanta, siempre me gustó. Soy feliz desde que a partir del día de la Purísima empezamos a adornar la casa y a vivir esa forma especial de fraternidad, pero no la Navidad del consumismo, de las compras, de las comidas, sino su significado real, el Nacimiento de Jesús y lo que ello comporta. También tengo sentimientos tristes porque mi padre murió una semana antes de Nochebuena cuando yo tenía 15 años, pero él era como yo, disfrutaba de estas fiestas como nadie y seguimos su ejemplo.


Al Avellano

-¿Qué recuerdo le llega de estas fechas en su infancia?

-Vivíamos en el Paseo de los Tristes, así que las niñas nos íbamos al Avellano a coger musgos, éramos muy traviesas, e incluso bajábamos al cauce del Darro por las veredillas. Eran días muy especiales. Me acuerdo que cuando veía pasar a los cantaores y bailaoras que iban y venían del Sacromonte, me iba detrás de ellos. Me encantaba ir a las cuevas a verles bailar y oírles cantar. Me sirvió mucho para interpretar música española de una forma más singular y tradicional.


-Ya en esa época tocaba el piano, incluso daba algunos conciertos.


-Empecé a tocar el piano a los tres años, pero ya a los siete fue el primer concierto. En mi casa la música era muy importante. No ha habido ningún otro profesional de la música, pero sí otros muchos artistas, como mi tío Rafael Calvín, un pintor excepcional, pero no había músicos profesionales. Mi madre tocaba el piano maravillosamente.


-¿Cuál sería para la Maribel concertista la música de la Navidad?


-Para mí, las composiciones navideñas internacionales como 'Navidades Blancas', 'Noche de Paz', me parecen maravillosas, pero el sonido que te lleva a la Navidad de verdad son los villancicos tradicionales que se tocaban en Granada, porque donde de verdad se vive y se siente la Navidad es en Andalucía y para mí, en mis paseos de niña por las cuevas del Sacromonte. Por delante de mi casa pasaban cantando desde que se acercaban estas fechas.


En familia

-¿Ofreció algún concierto navideño?


-No, procuré siempre que no hubiese nada que en estas fechas me separase de mi familia así que no tenía conciertos en estas épocas. Nunca quise que mi carrera profesional interfiriese en mi vida familiar. No hay nada peor que viajar para dar conciertos y encontrarte sola en otra ciudad, alejada de tu gente. Siempre viajé con José Luis, mi marido. Mis representantes no comprendían que no lo dejase todo por los conciertos. Era una cosa de dos, si no era así no tenía sentido.


-Tiene un belén muy 'nórdico' y muy singular.


-Sí, con construcciones muy como del norte de Europa, pero yo le he puesto su chiquitín, además de que tenemos otro 'niños' repartidos por la casa, con otros belenes, incluido el nacimiento tradicional.


-¿Ha pasado la Nochebuena con sus hijos?


-Claro, como siempre. Mis hijos también viven la Navidad como nosotros y vienen a pasarla a Granada, una locura maravillosa con mis cuatro nietos y el pequeño Eduardo, mi bisnieto de 15 meses.





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